Del rider al dron: las opciones para entregar pedidos se amplían en el sector Horeca
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Ya hemos visto en otras entradas el auge del delivery en el sector Horeca y cómo esta tendencia se afianzó durante los confinamientos de la pandemia y se ha ido manteniendo hasta la fecha.
Para hacer estas entregas, muchos negocios confían en sus propios repartidores, pero cada vez son más los que lo complementan o incluso dependen de terceros. Plataformas como Glovo o Uber Eats se han especializado en la entrega de comidas a domicilio.
Hasta el momento, los denominados riders o repartidores son los encargados de hacer estas entregas. Pero la necesidad de que el negocio de la entrega a domicilio (delivery) no suponga una mayor congestión de tráfico en las ciudades y, por tanto, una mayor contaminación está llevando a que se estudien y pongan en práctica nuevas alternativas, más allá de las bicis.
Nuevos repartidores
Entre todas las opciones posibles, hay dos tecnologías que están en incipiente desarrollo: los drones y los robots.
Ambos tienen en común que son sistemas no tripulados (es decir, que no necesitan que una persona esté físicamente con ellos para que sigan una ruta, sino que pueden ser gestionados a distancia). Además, cuentan con baterías que pueden recargarse con fuentes renovables, lo que hace que las entregas sean más ecológicas, eficientes y cómodas para los clientes.
Los dos sistemas pueden cubrir áreas relativamente grandes y reducir los tiempos de entrega. Aunque de momento no son una opción mayoritaria, si consiguen el favor del público y de los inversores pronto podrían ser también una opción más económica. Eso sin contar que el repartidor no tiene que esperar a alguien que aún no ha llegado, o peor aún, tener que volver en otra ocasión en caso de que se pierda una cita.
Incipiente, pero no constante
Sin embargo, nada es perfecto en esta vida y los dos tienen puntos desfavorables para convertirse en una opción de facto. Una de ellas es que ambos pueden ser una buena opción para casas independientes, pareadas o adosadas. Pero en el caso de los edificios, la entrega se hace mucho más complicada.
Sin embargo, de las dos opciones, los robots de reparto están más cerca de alcanzar la madurez, especialmente para las entregas en zonas urbanas densamente pobladas. En los últimos años se han llevado a cabo múltiples experimentos e incluso despliegues de robots tanto en Europa (incluida España) como en Estados Unidos, a pesar de que el entorno normativo europeo sigue siendo bastante restrictivo en la mayoría de los estados miembros.
En el caso de los drones, cabe señalar que el uso del espacio aéreo está muy restringido y regulado, por lo que es necesario informar de la planificación de las rutas. Por eso, al menos por ahora, el envío a través de esos sistemas de vuelo no tripulados parce lejano, especialmente en las zonas urbanas, donde el uso de drones está aún más limitado.
Pero, al igual que los patinetes eléctricos compartidos aparecieron de la noche a la mañana por muchas de las ciudades y los ayuntamientos tuvieron que legislar rápidamente para adecuar su presencia a las normas de convivencia, es posible que la aparición de estos drones y robots autónomos para el reparto de última milla cambie y pronto veamos los primeros en zonas rurales y los segundos en los espacios más urbanitas.